#OPINIÓN: ASÍ SE NOS VA LA VIDA...

ASÍ SE NOS VA LA VIDA...
Homenaje para Itzel.


Por: Jorge Cárdenas Reyes.

Malditos sean los que violentan y no cuidan a nuestras mujeres, escribí la semana pasada. Malditos los que acosan a la mujer a la que consideran indefensa, y en menos de una semana, un verdadero hijo de perra acabó con la existencia de una niña de tan solo 23 años. 

Los puritanos critican a quien, en medio de la confusión, la llamó adolescente. Dicen que ya tenía 23 años, para quienes somos padres nunca dejaran de ser nuestras niñas. Otro torcido argumento en los comentarios de una de tantas páginas que existen en la red: "ella tuvo la culpa por vestir de manera provocativa". Algunos más culpan a los padres de Itzel, por confiar en la autoridad inoperante de su municipio en un caso tan delicado como el extravío de una hija.

¿Cómo iban a saber los padres de Itzel que el comisario encargado de buscarla es, al mismo tiempo, tío del monstruo de Tepetlixpa, y que él estaba buscando dar tiempo bajo  el argumento de que "lo más seguro es que Itzel se había fugado con el novio"? Todo se puede retorcer y manipular, incluso la justicia. Pero lo que no se puede manipular es la verdad. La destitución de Heriberto de la Rosa, aunque necesaria, le quedó demasiado barata.

Ahora, maldigo los días en que amanezco ojeroso, desmoronado, asimilando lo torcida que esta nuestra sociedad. Nunca la realidad fue tan dura, tan ruda. Nunca mis dudas fueron tan extensas. Soy hijo de una mujer, hermano de unas mujeres, padre de un ser maravilloso que es mi Carmelita. 

Fui esposo de una mujer que se difuminó con el viento y el tiempo. Mi mente débil me ataca por las noches, me regala películas de terror que me impiden conciliar el sueño. La confusión duerme a mi lado, se tapa con la misma cobija con la cual trato de calmar el frío de los recuerdos. 

Al salir de casa, sale conmigo, camina a mi lado, mientras los porqués me corretean a pasos agigantados. Y cada vez más, las dudas vencen a las respuestas.

¿Por qué, carajo, lastimar a una mujer? ¿Por qué destruir sus sueños? ¿Por qué truncar su vida? ¿Por qué regalar sufrimiento a unos padres que mueren junto con ella en este clima nostálgico y culero de otoño? ¿Por qué cada fin de año sucede algo que marca nuestras almas? Sismos, pipas, asesinatos. Tal pareciera que somos el juguete preferido de un dios que juega con nosotros al tiro al blanco y acierta todas sus desgracias disfrazadas de dardos en nuestros frágiles cuerpos, que también están marcados por puntajes.

¿Por qué este mundo es tan complicado? La respuesta parece simple: nos hemos encargado de sabotear nuestros propios proyectos de vida. Nadie nos los roba. Sólitos se los empeñamos a gente culera disfrazada de líderes que nos prometen las perlas de la virgen a cambio de nuestro devaluado voto. Y el resultado siempre es el mismo. O el rostro del presidente en cuestión  aceptando que no puede con el cargo por el cual invirtió su dinero, nos dice que él también empeñó sus sueños y ahora llora a destiempo. Y para esto, que él vive en estos momentos, no existen libros de superación personal, ni terapias grupales donde él pueda decir: "Hola, soy Ricardo y a mi pueblo se lo está llevando la chingada".

Tampoco existen placebos que lo ayuden a salir de este maldito agujero. Ya ni llorar es bueno, aunque las canciones parezcan ser la salida a una vida que parece borrachera de cantina, con música de Chavela Vargas y Joaquín Sabina. Aun cuando en esas canciones se encuentre algo de consuelo, no hay lámparas maravillosas, ni soluciones instantáneas. "Cuando alguien se empeña en hacer las cosas mal, nadie necesita señalarle el camino hacia el infierno".

La vida por si sola es complicada, pero no me educaron para quejarme siempre, mucho menos para solucionar poco ni para complicarlo todo. Ahora con estos actos de violencia de genero , mi celular suena con más frecuencia de la que quisiera, y entiendo que mis amigos tienen sus propios retos mentales. Ahora se que ni un mensaje del alma me salvaría de esta vida rutinaria llena de miedos y posibilidades.una llamada cada cuanto para poder hablar de lo que nos duele, de nuestros temores seria buena para descargar un poco los miedos que nos consumen, ¿Será que nadie extraña una llamada mía? Ahora sé que cada quien con sus miserias, cada quien con sus miedos, y que aprendan a lidiar con ellos.

¿Qué estará pasando en la cabeza del llamado monstruo de Tepetlixpa? ¿Cómo librará las batallas mentales después del acto atroz que cometió? Itzel, al final, ya está mejor que tú y que yo. Ya no sufre. Pero para poder estar donde está ahora, sí tuvo que sufrir. Y soportar todo lo que este malnacido quiere librar ahora bajo el argumento de que "tiene pedos mentales".

Yo solo escribo para poder externar lo que siente alguien que trabaja como contador de historias y que le tocó hablar con las personas cercanas a Itzel. Alguien que se enteró de viva voz cómo iban sucediendo los hechos por parte de sus familiares. A estas alturas, un edificio edilicio violentado, la casa del presidente detonada, la población más unida que nunca, una familia separada por la tragedia, un moño blanco en señal de luto por la pérdida… Pinche escenario más lúgubre. Ahora trataré de no sabotearme a mí mismo. Me haré bolita para intentar dormir, para no escuchar, para tratar de evitar más histeria en mi vida, en mi historia. Para no darme más golpes en la frente, pues eso solo refleja mi poca habilidad para lidiar con mi lado izquierdo del corazón, que es donde se guardan las cosas buenas que uno desea en la vida.

Nunca he curado con mezcal reposado ni con canciones de José Alfredo Jiménez las desventuras de mi vida. Pero ante casos como este, no solo lo deseo, lo exijo, aunque sé que eso es solo para los desesperados como yo. En mi vida existe un laberinto de los días que no fueron y un mezcal con una buena canción que se debe usar solo en caso de pérdida del alma.

Itzel, donde sea que estés ahora, que tu descanso sea en paz.

Nunca olvidaremos tu nombre.

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